Tras suspenderse la Quixote Legend 2015 tenía claro que uno de mis entrenos montañeros para el UTMB sería la subida al Pico Mentiras de 1.896 m del que guardaba un buen recuerdo, pese a la granizada que nos cayó en la segunda etapa del año pasado.
El plan era un fin de semana en casa rural con la familia y aprovechar para una salida mañanera en solitario, pero cuando salí a encarar el ascenso del Mentiras por la parte más vertical, tuve una agradable sorpresa en forma de la compañía de las dos perras de la casa de Arguellite en donde me alojaba, Luna y su hija Creta, que al verme partir me siguieron y acompañaron durante toda la excursión.
A ratos me hacían de guía cuando me veían dudar consultando la ruta en el reloj, otras se alejaban como cuando salieron tras el rastro de una cabra montesa que nos salió al paso, pero al rato siempre volvían y me esperaban en los cruces de caminos, haciendo paradas en los sitios con agua para beber o bañarse.
Sirvan estas líneas de homenaje a tan fieles compañeras, que con sus idas y venidas amenizaron mi salida, haciendo que el tiempo se me pasara más rápido y prestándome una compañía que me aportó seguridad y agradecí en todo momento.