Caballo blanco ha muerto

Micah True, conocido mundialmente como Caballo Blanco gracias al libro de Christopher McDougall "nacidos para correr", falleció a la edad de 58 años mientas hacía lo que más le gustaba: correr en las montañas del desierto de Sonora, en el parque nacional de Gila en Estados Unidos, lugar que fuera refugio del apache Gerónimo, cerca de Alburquerque (Nuevo Méjico). Su muerte tuvo como causa una miocardiopatía que volvió más grueso y dilatado de lo normal su ventrículo izquierdo, desencadenando un fallo cardiaco tras un esfuerzo.

 

Ahora habrá que ver si alguien recoge su testigo como director de carrera de la Copper Canyon Ultramarathon y se sigue organizando todas las primaveras en marzo como hasta ahora, sería una pena que se perdiese este legado. Esperemos que la reciente edición de 2012 no sea la última.

 

Poco queda que decir ya, salvo dedicarle este bonito capítulo sobre la vida y la muerte de Platero y yo, "el canario se muere", de Juan Ramón Jiménez, uno de nuestros escritores universales en lengua española. Esa misma lengua en la que orgullosamente llevaba su apodo de Caballo Blanco y que aprendió en su convivencia con las tribus nativas de América Central. Va por ti Micah.  

 

"¿Mira, Platero: el canario de los niños ha amanecido hoy muerto en su jaula de plata. Es verdad que el pobre estaba ya muy viejo... El invierno último, tú te acuerdas bien, lo pasó silencioso, con la cabeza escondida en el plumón. Y al entrar esta primavera, cuando el sol hacía jardín la estancia abierta y abrían las mejores rosas del patio, él quiso también engalanar la vida nueva, y cantó; pero su voz era quebradiza y asmática como la voz de una flauta cascada.

El mayor de los niños, que lo cuidaba, viéndolo yerto en el fondo de la jaula, se ha apresurado, lloroso, a decir:

- Puej no l´a faltao na, ni comida, ni agua.

No. No le ha faltado nada, Platero. Se ha muerto porque sí, diría Campoamor, otro canario viejo...

Platero, ¿habrá un paraíso de los pájaros? ¿Habrá un vergel verde sobre el cielo azul, todo en flor de rosales áureos, con almas de pájaros blancos, rosas, celestes, amarillos?

Oye: a la noche, los niños, tú y yo bajaremos el pájaro muerto al jardín. La luna está ahora llena, y a su pálida plata, el pobre cantor, en la mano cándida de Blanca, parecerá el pétalo mustio de un lirio amarillento. Y lo enterraremos en la tierra del rosal grande.

A la primavera, Platero, hemos de ver al pájaro salir del corazón de una rosa blanca. El aire fragante se pondrá canoro, y habrá por el sol de abril un errar encantado de alas invisibles y un reguero secreto de trinos claros de oro puro."

 

Caballo ha muerto, pero seguro que si miramos al cielo podremos verlo en forma de nube blanca sobre las barrancas del cobre de Urique (Méjico), llevado por el viento, corriendo entre los indios tarahuramaras. Allí donde estés, corre en paz...