Cuando se sale a correr en montaña no hay que dar nada por seguro, más vale pasarse de precavido y llevar material que posiblemente no usaremos en la mayoría de los casos, pero que nos puede salvar la vida o como poco sacarnos de un aprieto si la cosa se complica.
Si pensáis que es una exageración, en el año 2008 murieron dos alemanes y seis tuvieron que ser evacuados, en una carrera de montaña de tan sólo 15km, simplemente por no llevar ropa adecuada, ya que la carrera que empezó con lluvia en la línea de salida, conforme iba ganando altura y adentrándose en la montaña, la lluvia se convirtió en granizo y empezó una fuerte ventisca. Está claro que no podemos controlar el tiempo, pero si lo que llevamos en nuestra mochila.
Lo primero que hay que valorar y que nos va a condicionar en gran medida el resto del material es la propia mochila. Las hay de distintas capacidades y formas, unas son mas montañeras, donde te puedes llevar hasta la suegra y el hornillo para que te haga la fabada esa que tanto te gusta en mitad de carrera, otras son minimalistas y si te descuidas no te caben ni las gafas de sol.
Yo llevaba una Salomon XT Wings 5 que era bastante cómoda, auqnue actualmente he comprado una Skin Pro 10+3. Lleva dos bidones que son fácilmente accesibles y que es la principal causa de su elección, porque las bolsas de agua son difíciles de recargar en los avituallamientos, el primer trago suele estar calentorro y siempre tienen el riesgo de pinchazo, con el estropicio que supone además de quedarte sin agua, mojarte tú y todo tu material.
Hay cosas que no son imprescindibles, pero que siempre es bueno llevarlas, por ejemplo el peso de unos kleenex no creo que sean el factor que nos impida llegar a meta, pero en caso de un repentino e inesperado apretón son el mejor amigo. Cada cual debe valorar que considera imprescindible y que entra en la categoría de lujo asiático. Lo cierto es que si vamos metiendo todo lo que se nos pasa por la cabeza, el peso de la mochila puede crecer hasta límites que una mula de carga se negaría a llevar. Simplemente metiendo lo básico, es muy fácil que lleguemos a los 4 kg.
Hacer bien la mochila es todo un arte, hay que encontrar ese punto justo donde se lleva lo imprescindible, pero teniendo cubiertos todos los imprevistos que nos puedan surgir, no nos engañemos, nos movemos por sitios donde el tiempo puede ser extremo, vamos cansados y podemos estar perdidos un tiempo, por lo que debemos llevar cosas que lo mejor es que no tengamos que usar, pero que deben estar ahí. Se puede escatimar en todo, menos en seguridad.
En estas dos fotos podéis ver la mochila y el material que llevo para una ultra de 65 km. A mí me gusta llevar una lista para repasar que nada se me olvida, que os dejo en una archivo descargable para el que quiera editar la lista a su gusto o necesidades, o si lo preferís podéis imprimírosla aquí.
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