Tabernas Desert 2016

El año pasado aunque estaba inscrito al final no pude hacer esta prueba por el desierto de tabernas porque se me cruzó la Ultra de Turrubares en Costa Rica, que coincidía en fecha. Este año decido ir a quitarme la espinita, aunque como últimamente no he podido entrenar mucho decido apuntarme a la distancia "corta" de 60 km con Javier, amigo con el que ya he hecho muchas ultras en su compañía y puesto que siempre las hacemos juntitos, nos apuntamos en la modalidad de equipos.

 

Conocidos que la hicieron el año pasado me dicen que pasaron calor y que los avituallamientos no están colocados muy juntos, por lo que es conveniente llevar agua de sobra, así que me llevo un tercer bidón de plástico flexible que no ocupa espacio vacío, pero que no llego a utilizar porque este año soplaba un viento frío que nos salvó del calor del desierto.

 

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Hacemos la salida de los últimos en plan tranquilos porque es una carrera larga, pero los primeros kilómetros son por una rambla en ligera pendiente descendiente y se nos van los pies más de lo que pensaba, llegando al primer avituallamiento del km 15 en 1h 15m, con lo que la media nos sale a 5 minutos el kilómetro y como la salida fue a las 7 de la mañana, paro a quitarme el cortavientos que ya empezaba a sobrar.

 

Tras el avituallamiento comienza la única subida importante hasta los 1.300 metros, encontrando un segundo avituallamiento a mitad de subida y el viento que venía frío, hacía que volviera a pensar en el cortavientos que llevaba guardado, aunque al final no lo volvía sacar. Hicimos la subida tranquilos y pudimos disfrutar de las vistas, que a un lado nos regalaban las cumbres nevadas de Sierra Nevada y del otro el mar de plásticos de los invernaderos junto a la costa almeriense.

 

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Al hacer cumbre Javier tenía los dedos de las manos hinchados por el frío. Encaramos la bajada y aunque normalmente es aquí donde recupero tiempo, esta vez mi rodillo izquierda me empezó a dar unos pinchazos, no sé si por el frío, que me hicieron temer que tendría que bajar andando. Como Javier iba delante no quería pararme, pero la verdad es que lo pasé mal porque me dolía bastante, sobretodo en las zonas de mucha pendiente, aunque aguanté el dolor y llegué al avituallamiento que hay a mitad de la bajada.

 

Esta zona de la carrera es la que menos me gustó, porque la carrera se comparte con ciclistas y bajaban muy rápido, derrapando muy cerca. Tras avituallarnos vimos a Jorge de Ferrehogar, una tienda de artículos de montaña en la huerta de Murcia y nos pusimos a charlar un poco, hasta que Javier volvió a imponer el ritmo y me obligó a tirar de mi quejicosa rodilla y nos quedamos solos.

 

En la rambla me costaba seguir a Javier, quien se suponía que no había entrenado mucho y que sería yo el que tendría que tirar de él, porque ya empezaba a notarse el calor y al llegar a una zona de toboganes me volvió a doler la rodilla, pero ya se olía a meta y tras una corta subida estaba el último avituallamiento, luego un par de kilómetros a buen ritmo y los últimos metros a meta son cuesta arriba.

 

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Al entrar en meta vimos la clasificación y creímos que eramos segundos por equipos, pero en realidad fuimos terceros, ya que había un participante que en pantalla aparecía solo, pero luego lo pusieron en la clasificación definitiva con otro corredor, seguramente habría cambiado de compañero a última hora o algo así. Aunque la verdad es que daba igual ser segundos o terceros porque salvo en la clasificación general, por categorías solo se entregaba trofeo al primer clasificado.

 

La carrera me gustó más de lo que pensaba, ya que sabía que era un carrera pistera, sin sendas técnicas, pero tenía bonitos y especiales paisajes, aunque si sale un día caluroso la dificultad debe aumentar bastante.

 

Luego la cerveza de rigor, comida en meta y foto con Jorge y Javier... para ver como es eso de pisar podium.