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En principio el plan era ir a Aldea del Rey en la provincia de Ciudad Real, para hacer la Ultra de los Castillos de 75 km de un tirón, pero como la carrera es en domingo, el viaje de vuelta a casa en coche se me antojaba duro, así que decidí cambiar el plan inicial e ir a la modalidad de etapas, donde se hacen 40 km el sábado y 35 km el domingo.
No es una carrera para puristas de la montaña, ya que el desnivel acumulado no es demasiado importante y el terreno prácticamente en su totalidad es por pista bien trazada, aunque hay algún pequeño tramo entre piedras, en general hablamos de una carrera muy corrible, sería como hacer los primeros 75 km de los 101 km de ronda, hasta el acuartelamiento de la legión.
Según la planificación que me hago tomando de referencia el perfil y que comento con mi compañero Jorge de Ferrehogar que ha venido conmigo a la carrera, debería hacer la primera etapa en 4h y 5m y la siguiente en 4h 20m, o al menos ese es el plan, que en carreras de montaña pocas veces suele coincidir con lo que luego sucede.
Al recoger el dorsal veo que me han puesto en la categoría senior y le digo a la voluntaría que debe ser un error porque tengo 45 años y entro en la categoría de veteranos. La primera etapa tiene su salida en del Sacro Convento de Calatrava la Nueva y bajo el arco de la imponente fortificación nos concentramos los corredores, al abrigo del lluvioso día que hizo el sábado. Antes de la salida la organización explicó un poco el recorrido y cifró en unos ochenta los corredores inscritos este año, por lo que al no ser muchos y al estar en la categoría de veteranos decidí que esta etapa apretaría un poco más de normal a ver si podía "rascar" algo.
La primera mitad de la carrera consiste en una ligera pendiente hacia abajo y luego en la segunda mitad se concentraba todo el desnivel, así que decidí hacer la primera mitad a buen ritmo y luego bajarlo en la segunda, andando las subidas y trotando en el resto. La bajada por el resbaladizo empedrado que conducía a la pista bajo el castillo la hicimos de forma cautelosa y al llegar a la pista, ya cada cual cogió su ritmo. Me puse en tercera posición tras un par de corredores que iban en cabeza, aunque después del primer avituallamiento tuve que parar porque se me desabrocharon los cordones de una de las zapatillas y me los iba pisando, los até y con las prisas me dio la falsa sensación de que los había apretado demasiado y digo falsa, porque antes del segundo avituallamiento ya los tenía de nuevo desabrochados y tuve que volver a parar, esta vez para hacerme un doble nudo que me asegurase el llegar a la meta sin un nuevo contratiempo en este sentido.
Los primeros 20 km los hice a buen ritmo, pero con las primeras cuestas empecé a andar y a bajar la velocidad, por lo que me empezaron a pasar corredores, que subían las rampas trotando, pero yo pensaba más en nadar y guardar la ropa, porque todavía quedaba la etapa de mañana y quería reservar fuerzas, así que retrocedí unas 8-10 posiciones, que fueron los corredores que recuerdo que me pudieron adelantar. El día entero lo tuvimos lluvioso, pero en la segunda parte de la etapa la cosa se recrudeció y nos cayó un buen aguacero, aunque la temperatura no era baja, por lo que se corría a gusto y en comparación con la tormenta de rayos y granizada que me cayó en lo alto del Pico de las Mentiras en la segunda etapa de la Quixote Legend, esto era cosa menor.
Sobre el km 33 se ha subido la mayoría del desnivel, por lo que decido aumentar un poco el ritmo y voy recuperando posiciones. Los últimos 2-3 km son por una
bajada técnica, por lo que la disfruto como un enano (quizás demasiado), y llego al bonito pueblo de Huertezuelas donde esta situada la meta, entrando en séptimo lugar con 4h 6m, asi que casi
clavo el tiempo planificado de 4h 5m. Después al salir las clasificaciones veo que sigo estando en senior en lugar de en veteranos y se lo comento a la organización, ya que los siguientes
veteranos quedaban a distancia, pero resulta que este año a última hora se ve que la organización ha movido la categoría hasta los 46 años para que coincidiera con las categorías del resto de
carreras del circuito provincial de la que forma parte la Ultra de los Castillos, así que decido tomarme la etapa de mañana de una manera más lúdica. En esta primera etapa la organización anunciaba 40 km y 700 m de desnivel positivo, aunque mi reloj midió algo menos en distancia, casi 39 km y algo más en desnivel, 825
m+.
El fisio me da un espectacular masaje de descarga que me deja como nuevo y preparo todo para pasar la noche, que aunque se suponía que lo haríamos en tiendas de campaña, debido a la incesante lluvía de todo el día, nos han habilitado la antigua escuela del pueblo y pasamos la noche fantásticamente al abrigo del calorcito de la máquina de aire. Antes de irnos a dormir nos aguardaba una estupenda cena para recuperar fuerzas, en un ambiente relajado y familiar, donde mi amigo Jorge de Ferrehogar, incombustible Youtuber, no quiso dejar pasar la ocasión para grabarse con el resto de corredores y subir su experiencia en las redes.
Salimos de Huertezuelas rumbo a donde todo empezó, el Castillo de Calatrava, aunque esta etapa me la tomaría más relajada, disfrutando del paisaje de la sierra, que me sorprendió por lo verde que era. Es una sierra de altura media, no demasiado alta y con mucha ganadería. sobre todo pude ver vacas y ovejas. La vuelta salvo algún tramo corto se realiza por distinto sitio al de la ida, por lo que se hace mas llevadera y no se coincide con los corredores que hacen los 75 km de un tirón y que han salido a las 7 de la mañana desde el Castillo de Calatrava, dos horas antes de nuestra salida a las 9 de la mañana de Huertezuelas.
Aunque el día también se presentó lluvioso, solo llovió débilmente en las primeras horas de la mañana y luego incluso pasaríamos algo de calor. Antes de salir me había cambiado de zapatillas, porque las del día anterior no se me habían secado del todo, pero sobre el kilómetro 10 había que pasar un río y meterse hasta el tobillo, así que adiós pies secos por un buen rato. Esta segunda etapa tenía más desnivel que la primera, 1.100 m+ y con 35 km, un poco de menos kilómetros, pero en general y pese al cansancio acumulado me pareció menos dura.
En los últimos 10 km se divisaba en la distancia el Cerro Alacranejo, en cuya cima se sitúa el Castillo de Calatrava, y tras un largo ascenso, primero por asfalto, luego por pista, después por senda y finalmente por un huerto campo a través, me dejo caer alegremente por la bajada de la pista que me lleva a los pies de la última y empinada cuesta, la que conduce a la meta y que en los últimos metros al menos, como mandan los cánones, hay que hacer corriendo pese al elevado grado de la pendiente.
Entro en meta en posición 15, con 4 horas y 31 minutos, esta vez con 11 minutos por encima de lo planificado inicialmente, pero habiéndomelo tomado con más calma que en la primera etapa, no me parece mal tiempo. En la clasificación final, sumando ambas etapas quedo en posición 11 y muy contento. Siete minutos después entraba Jorge de Ferrehogar que quedó el 13 de la general (o el 12+1 para los supersticiosos) y un poco después entraba el ganador de la ultra en modalidad non-stop, con un tiempo de 6 horas y 50 minutos.
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